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Prevención de las fracturas

El dolor y la pérdida de movilidad tras una fractura provocan que las personas corran a menudo el riesgo de perder su independencia. En un estudio, el 80% de las mujeres con riesgo elevado de sufrir una fractura de cadera declararon que preferían morir antes que experimentar la pérdida de independencia atribuida a una fractura de cadera. Además, la experiencia de una fractura puede provocar ansiedad debido al miedo a las caídas y las limitaciones asociadas a la realización de actividades cotidianas.

Entre el 60 y el 80% de las mujeres con osteoporosis no reciben tratamiento en el año siguiente a la fractura.

Estudios explican que las personas que han sufrido una fractura por osteoporosis tienen un riesgo cinco veces mayor de tener una segunda fractura al cabo de un año. Por ello, es crucial identificar a estas personas y prevenir fracturas secundarias.

El hecho de que cuatro de cada cinco pacientes no relacionen su fractura con la osteoporosis es un ejemplo de la importancia de desarrollar protocolos de prevención de fractura secundaria que incluyan evaluación y tratamiento de la osteoporosis, con capacidad de minimizar las consecuencias de futuras fracturas. La edad y una fractura previa son los factores de predicción más importantes para prevenir futuras fracturas.